FALTA DE COMUNICACIÓN
La psicóloga Candy Córdova dijo que las últimas estadísticas reflejan
que las adolescentes están teniendo relaciones sexuales a más temprana edad;
por ejemplo, en las muchachas se da entre 15 y 16 años y en los varones, de 13
a 14 años.
“Varios factores desencadenan esta situación, como la falta de
comunicación entre los padres o la poca educación en el hogar.
A muchos papás se les hace difícil tocar el asunto por vergüenza o miedo
y piensan que si hablan de ello con sus hijos, los inducirán a hacer algo, pero
eso no es cierto. Entre más informado esté un joven, tiene mayor determinación
para tomar decisiones acertadas”, indica Córdova.
La profesional lamenta que en los colegios y escuelas no exista una
materia específica enfocada en la sexualidad, “se habla de una forma biológica
y la información es muy breve.
Algunos muchachos quieren saber más, pero les da pena preguntarles a sus
padres, porque ellos, en vez de aconsejarlos, los reprenden. Entonces buscan
consejos en otras personas que suelen orientarlos mal”.
Otro grave problema es que casi siempre hay fuerte presión sobre las
jóvenes embarazadas. Algunas se ven orilladas a abandonar sus estudios, sufren
agresiones de su familia y del entorno, tienen menos oportunidades de conseguir
empleo y se interrumpe su proyecto de vida, sin olvidar que deben educar a su
hijo en un ambiente desfavorable, indica Córdova.
Estas presiones pueden orillarlas a tomar la decisión de recurrir a un
aborto. Algunas veces hasta sus novios las obligan a tomar esa decisión. “Se
requiere un esfuerzo colectivo en que se proporcione información adecuada sobre
sexualidad a la población para evitar este problema”, comenta.
Ante el incremento de embarazos en jóvenes, se creó en San Pedro Sula un
programa de prevención dirigido por Comunicación y Vida, Convida.
“Desde marzo de 2010 se desarrolla el programa de las panzas y los bebés
virtuales y se imparten charlas de educación sexual en los colegios y a jóvenes
de varias comunidades, dice Claudia Flores, coordinadora de los educadores.
Este proyecto de las panzas y los bebés virtuales no está funcionando
actualmente, pero se espera reanudarlo este año. Mientras tanto, continúan las
charlas y las capacitaciones de jóvenes líderes para que lleven el mensaje a
sus compañeros.
“Debido a la necesidad de orientar a los jóvenes y promover los valores
perdidos, nuestro compromiso es trabajar en coordinación con los maestros y
padres de familia aplicando un programa de educación en valores”, dijo Elena
Argentina Flores, orientadora de del instituto San Vicente de Paúl. “Una vez al
mes nos reunimos con padres y maestros para hablar de valores como el respeto,
el amor y la integridad, con el propósito de formar jóvenes integrales que
ayuden a la sociedad”, explicó.
Consejos de expertos
Los expertos coinciden en ciertos factores afectan a las muchachas: uno
de ellos es la desinformación. No sólo es determinante la falta de conciencia
sobre la sexualidad y los anticonceptivos, sino que quienes tienen más
conocimiento de estos asuntos no siempre lo aplican. Además, todavía hay muchos
tabúes y deficiencias en la educación escolar.
Algunas investigaciones muestran que los adolescentes conocen los
métodos para prevenir el embarazo e incluso saben cómo funcionan, pero no los
usan.
La familia disfuncional es otro de los factores. Más del 80 por ciento
de los embarazos de adolescentes se presentan en quienes provienen de hogares
en las que prevalecen la incomunicación, la falta de afecto y las relaciones
problemáticas.
1. La prevención sí es posible. Hablar de salud reproductiva es uno de
los puntos más importantes, pero la experiencia indica que la información es
más efectiva cuando los hijos aprenden de sexualidad desde edad temprana.
Un buen apoyo para los padres son los cursos y talleres en los que se
habla del uso e importancia de los métodos anticonceptivos y la manera de
evitar un embarazo o contraer una infección de transmisión sexual.
2. Es de gran importancia que la relación entre padres e hijos sea
abierta, afectuosa, con buenos canales de comunicación, y que ponga en práctica
la empatía (que los mayores traten de ver “del lado del adolescente” y
viceversa).
3. Los padres deben librarse del miedo de hablar de sexualidad y
reconocer que, cuando no conocen un tema, deben buscar información juntos, de
modo que el joven comprenda que hay apertura y se le toma en cuenta.